Nuestra capacidad para prestar atención está disminuyendo rápidamente. Esta afirmación no es solo una percepción sino una conclusión respaldada por diversos estudios científicos en todo el mundo. La tendencia hacia la aceleración, concentrándonos cada vez menos en temas específicos y la proliferación de información en menos tiempo nos dificulta enfocarnos en algo concreto.
El Global Digital
Report 2024 (https://datareportal.com/reports/digital-2024-global-overview-report)
reveló que: "el mundo sumó un promedio de 8,4 nuevos usuarios de redes
sociales por segundo durante el último año", y estimaba que la humanidad
pasaría “un total combinado de 500 millones de años utilizando redes sociales
en 2024".
En Colombia, por ejemplo,
para 2024 se identificaron cerca de 39,51 millones de usuarios de internet y
36,70 millones de usuarios de redes sociales, 3,2 millones más que en 2023.
Además, según el diario La República, en 2023, Colombia, Chile, México y
Argentina, con más de tres horas promedio diarias de uso de redes sociales,
lideraron este indicador en América Latina (https://www.larepublica.co/consumo/conozca-los-paises-con-mayor-consumo-de-redes-sociales).
El concepto de la Economía de la Atención, atribuido a Herbert Alexander Simon, subraya que, en un mundo saturado de información, la atención se ha convertido en un recurso escaso y, por lo tanto, muy valioso. Esto tiene implicaciones económicas, ya que pagamos un alto costo por nuestra falta de enfoque; pasar de un tema a otro de manera constante nos resulta aplastante y agotador, sacrificando la profundidad de los temas tratados. Mientras que la aceleración y la multitarea se nos venden como señales de productividad, lo que parece estar claro es que alternar entre tareas no solo incrementa los errores, sino que también afecta nuestra creatividad, la cual florece en momentos libres de distracciones.
Intenté acercarme a esta idea a través de un análisis visual realizado con Power BI. En un gráfico de dispersión que compara el tiempo promedio diario en redes sociales con los índices globales de innovación (IGI) en 53 países, se observa una relación inversa: a mayor tiempo en redes, menor innovación. El coeficiente de correlación es de -0,71, lo que indica una tendencia clara, aunque no necesariamente causalidad.
En el gráfico se
identifican tres grupos de países:
- Países con baja exposición a redes y
alta innovación: Como Japón, donde el promedio
diario en redes es de solo 53 minutos y su IGI es de 54,1, muy por encima
del promedio.
- Países con uso moderado de redes y
alta innovación: Como Estados Unidos y Singapur, que
parecen mantener un muy buen equilibrio entre ambos indicadores.
- Países con alta exposición a redes y
baja innovación: Como Colombia, Chile, México, Kenia
y Nigeria, donde el tiempo en redes es elevado y los niveles de innovación
son muy bajos.
Más allá de los
beneficios del uso de internet en cuanto al acceso a la información y el
conocimiento, estos datos nos llevan a una pregunta inevitable que exploraré más
adelante: ¿Por qué nuestra atención vale tanto? ¿Y por qué se ha
convertido en un recurso tan disputado en la era digital?
Nota: El libro de Johann Hari, "El valor de la atención: por qué nos la robaron y cómo recuperarla" ganador de la decimotercera edición de los Premios Know Square al mejor libro de empresa del año es una buena lectura para entender esta problemática (puedes consultar el análisis aquí).
1 Comentarios
Revelador y contundente aporte, gracias. Además del costo económico directo sobre la creatividad, la innovación y el aprendizaje, otros estudios también dan cuenta de la correlación entre el uso excesivo de redes sociales y la salud mental (que antes de las redes ya era un problema de salud pública) e incluso en la salud física. Se trata de un fenómeno con dimensiones pandémicas.
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